octubre 12, 2018

Jardines Majorelle, visita obligada en Marrakech

Esta semana hemos estado en Marrakech, la ciudad con mayor riqueza cultural de Marruecos. Cinco intensos días en los que hemos podido aprender de arquitectura, textiles, técnicas artesanales e Historia.

Con cada paseo por el zocco y la medina nos empapamos de los olores, descubrimos nuevos colores, probamos nuevos sabores y aprendimos a diferenciar entre las múltiples especias tan usadas en la cultura árabe.

Por todo ello, no nos pudimos resistir a participar en un workshop de tintes naturales (como pudisteis ver en nuestro perfil de Instagram), aprendimos a mezclar los colores, a conseguir el azul índigo o el cobalto, a teñir telas y posteriormente ponerlas a secar al sol. Una experiencia enriquecedora que completamos con nuestra visita a una de las mayores atracciones de la ciudad, un oasis de paz en una ciudad tan dinámica: los jardines Majorelle.

Este paraíso botánico es obra del paisajista Jacques Marojelle que, enamorado de los colores, olores y arquitectura de la ciudad, decide en 1922 comprar una modesta finca con un chalet estilo Art Déco. Fue con
el paso de los años cuando alrededor de la vivienda principal fue creando un enclave compuesto por plantas exóticas y especies que fue recolectando en cada uno de sus viajes por el mundo: cactus, yuccas, nenúfares, jazmines, palmeras, bananeros, bambús…

Sin embargo, no fue hasta 1980 cuando Yves Saint Laurent y Pierre Bergé crean las Asociación para la Protección del Jardín Majorelle y se disponen a renovar y restaurar la finca entonces abandonada. A día de hoy el Jardín Majorelle es gestionado por la Fundación Yves Saint Laurent (al igual que el museo sobre el que hablaremos en próximos posts) y es uno de los principales reclamos de Marrakech.